Rió nerviosa.
- No sé qué me ha pasado. No te ofendas, pero a veces una se siente más libre de hablarle a un extraño que a la gente que conoce. ¿Por qué será?
Me encogí de hombros.
- Probablemente porque un extraño nos ve como somos, no como quiere creer que somos.
No puedo ser otra cosa que lo que soy. A estas alturas, no me queda más remedio que admitirlo. Igual que tú.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario