¿Recuerdas cuando eras pequeño, y tu única preocupación era que ojala te regalaran una bicicleta en tu cumpleaños o que te dieran galletas en el desayuno? Ser adulto está totalmente sobrevalorado. No te dejes engañar por zapatos sexys o el buen sexo, o no tener a tus padres detrás diciéndote qué tienes que hacer. Ser adulto es una responsabilidad. Responsabilidad... la verdad que es un asco, de verdad, es asqueroso. Los adultos tienen que estar en muchos sitios y hacer muchas cosas y ganarse la vida y pagar el alquiler... ¡Hablando de responsabilidad! Esto hace que la bicicleta y las galletas te apetezcan mucho, mucho, ¿verdad? ¿La parte que asusta de la responsabilidad? Cuando la cagas y dejas que se resbale en tus dedos.
La responsabilidad... es un verdadero asco. Por desgracia, cuando pasas la época de las ortodoncias y rellenarte el sujetador, la responsabilidad no se va, no puede ser evitada. O alguien nos hace enfrentarla, o sufrimos las consecuencias. Y también, ser adulto tiene sus ventajas. Me refiero a los zapatos, al sexo, a no tener padres diciéndote qué hacer... Dios, eso sí que es bueno
No puedo ser otra cosa que lo que soy. A estas alturas, no me queda más remedio que admitirlo. Igual que tú.
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