Un tomate es plantado, cosechado, transportado y vendido en un supermercado, pero se pudre y acaba en la basura. ¿Acaba? No. ISLA DE LAS FLORES lo sigue hasta su verdadero final, entre animales, basura, mujeres y niños. Y entonces queda clara la diferencia que existe entre tomates, cerdos y seres humanos.
No puedo ser otra cosa que lo que soy. A estas alturas, no me queda más remedio que admitirlo. Igual que tú.
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